Hoy

16/11/2012 § Deja un comentario


Hoy  renuncié al  impulso recurrente de cada tercer jueves de noviembre, y deseché la posibilidad de desplazarme hasta Inca y vagar por el mar de multitudes que siempre asiste al Dijous Bo. Hoy decidí caminar con mi soledad, y agachar la cabeza, y discurrir la mirada por el empedrado en busca de una respuesta en las fotografías de mi pasado. Hoy me acerqué al cine ciutat a evadirme de mi, aunque fuese tan sólo durante un instante. Hoy la sala vacía y el presentimiento de una buena pelicula eran una dulce promesa, pero  mis recuerdos le han pintado el rostro de cercanía a la historia, haciéndola demasiado personal, enturbiandola, transformando los matices de ésta novela filmada chilena en las heridas que almaceno en el pecho. Hoy, por tanto, el cine fué un intento fallido, una pausa de la cual he salido incluso más apesadumbrado de lo que entré… y decidí caminar de nuevo, y lo hice en una noche que no lo fue tanto…

Hoy abrí los ojos, desperté con la realidad atrasada de que nunca conseguiré una segunda cita con la persona que ocupa la mitad de los pensamientos que me persiguen durante el día. Hoy continué con la certeza de vivir por siempre anclado en un pasado incierto que sólo a mi me mantiene inmóvil. Hoy proseguí con la constatación de que no es suficiente querer a las personas que te rodean y que éstas sean importantes en tu vida, si tu nunca consigues formar parte fundamental de las suyas. Y hoy he acabado marchando de camino a casa con la verificación de que el pensamiento de querer desaparecer no es exclusivo de la adolescencia y de la explosión romántica de las emociones que la definen…

Sueño con destinos que cubran la misma distancia que algunos silencios…

Orgullo Bisexual

23/09/2012 § Deja un comentario


Me sirvo de la madrugada para, tres meses después, retomar una de las partes de mi vida que tenía completamente abandonada debido al trabajo y al cansancio que en mí provoca. Y no es que haya concluido ni lo uno ni lo otro, pero una fecha como el 23 de Septiembre no la puedo pasar por alto, pues sería eludir parte de mi responsabilidad como militante activo (aunque pueda parecer desaparecido) y, en esencia, también como persona adulta y sexuada que soy (para todas aquellas personas profanas a la materia, aclarar que el 23 de Septiembre es el día internacional de la visibilidad Bisexual, y se celebra en España desde hace 5 años).

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Hablar de sexualidad es una tarea complicada, y más si lo hacemos escapando de la heteronormatividad y el monosexismo imperante establecido por la falocrática hegemonía de algunos grupos de poder. Escapar de esa normatividad coloca instantáneamente a la persona que lo hace en una posición claramente crítica, reflexiva, y de cuestionamiento continuo de lo establecido, debido a la inestabilidad a la que se ve sometida. Y es precisamente ese cuestionar continuo, ese pensamiento crítico el que dificulta sobremanera hacer un análisis certero sobre lo que es el sexo, sobre como el sexo incide en las personas, sobre la orientación sexual, y de como ésta, batalla mas habitualmente de lo sospechado con la forma de auto-definirse que tienen las personas.

Quizás por esa complejidad, y a pesar de la eterna batalla dialéctica sobre la identidad, el género, la orientación, etc; de la batalla sobre la posibilidad de que sean conceptos flexibles (Marjorie Garber) o estáticos, etc; sobre el origen construccionista (Judith Butler y otrxs) o esencialista (ciencia médica y demás biologicistas) de la identidad sexual de cada unx, etc; análisis todos ellos correspondientes a un ámbito más formal y académico, sigue molestando y mucho hablar públicamnete, y de forma más estandarizada, del concepto simple de la Bisexualidad (entendida como concepto paraguas que abarca múltiples variantes no monosexuales) puesto que la bisexualidad aparece para resarcirse de los binarismos (aunque el término etimológicamente indique paradójicamente lo contrario), como una ruptura completa y permanente de la concepción dualista de la sociedad en la que convivimos, y, por lo tanto, como una amenaza a esos regímenes hegemónicos de los que hablaba.

Pero esos regímenes hegemónicos que no quieren deshacerse de su estatus de privilegio no son solamente heterosexuales, cosa que me indigna especialmente, y hace de esto mi caballo de batalla hoy. Autorxs de prestigio (Tamsin Wilton, habla en su libro «[Des]orientación sexual. Género, sexo, deseo y automodelación» de mujeres heterosexuales, mujeres lesbianas, y mujeres que fueron anteriormente heterosexuales pero ahora se definen como lesbianas, sin contemplar en ningún momento la posibilidad de la Bisexualidad, a pesar de reconocer la autonomía de la focalización del deseo, las relaciones y el placer, como seres sociales, poseedores de lenguaje y productores de cultura humana que somos) y miembrxs reconocidxs de colectivos, asociaciones y federaciones a la postre LGTB (las dos últimas siglas se me antojan mera decoración en muchas de ellas) tienen especial empecinamiento a focalizar sus argumentaciones en la población homosexual, y a englobar sus denuncias bajo el epíteto reduccionista, e inadecuado muchas veces, de la homofóbia.

Este ejemplo repetido de bifóbia, de desprecio e  invisibilidad hacia las personas bisexuales de quienes debieran hacer de la libertad y la ausencia de prejuicios un estandarte (por haber vivido prejuicios personalmente),  es una muestra del camino arduo y complejo que aún nos queda por delante en nuestra andadura conjunta de reclamación «minoritaria», y del apremio y urgencia de reivindicar, siempre que se dé la posibilidad, la necesidad de un espacio propio donde «ser», donde dar rienda a las particularidades que a cada cual le caracterizan dentro de un marco ético de respeto sin categorizaciones a la ligera ni etiquetas que nos cuestionen continuamente (Y repito lo de respeto, como he hecho en otras ocasiones…  no hablo de tolerancia, pues tolerar implica una posición de supremacía, de privilegio,  de quien tolera en relación a quien es toleradx).

Es por esto y por más cosas (que debido a la hora que es ya no voy a enumerar)  que se hace necesaria la presencia de un día como el de hoy, que se hace imprescindible que se escriba, que se hable;  que se requiere de una jornada de «orgullo bisexual», de «BIsibilidad», que contrarreste en la medida de lo posible los 364 días restantes de normatividad  monosexual de la que, por habitual, nadie es consciente; un día que aglutine y distribuya información (como debiera hacerse progresivamente el resto del año) para acabar con los mitos y prejuicios que nos acechan, y dé a conocer que otras formas de familias, de socializar, son posibles; una fecha que centralice y dirija las miradas sobre esta forma de entendimiento de la libertad sexual de cada individuo,  que permanece, ajena a su voluntad, entre las sombras de la invisibilidad.

Voz en Off

14/05/2012 § 1 comentario


Veo el trailer, y la habitación llena su madrugada de la voz en off, del marcado acento chileno de la protagonista de «joven y alocada» (una de esas películas pequeñas que hablan de la sexualidad, y de la bisexualidad, revistiendola de la naturalidad de la que algunos la quieren desposeer) que va recitando y acompañando las imágenes con lo que son, presumiblemente, los títulos de los post del fotoblog biográfico que originó la película.

Me gustan las voces en off. Ahora me viene a la mente la de Gael García Bernal en «Y tu mamá también», hablando de la amistad de su personaje con el de Diego Luna, de la realidad social de México, y de su paisaje y sus costumbres, demostrando el poder evocador de la narrativa mientras siguen sus palabras un río de imágenes de fotografía desgastada, luz quemada y aire nostálgicamente poético, de esas que ahora puede lograr cualquiera con la ayuda inestimable del Instagram.

Me gustan las voces en off porque son la ilusión adquirida de adentrarse en el pensamiento ajeno, de profundizar en el imaginario del otro, de sustraer la verdad recóndita del subconsciente protegido de quienes nos rodean.

No se quién, si personaje real o ficticio, ni en que contexto ni historia, dijo eso famoso de «mi reino por un caballo»… y a estas horas (3:42 h. de la madrugada) aún menos (no pidáis peras al olmo)… pero yo, republicano empobrecido, daría los 4 euros con 42 céntimos que pueblan mi bolsillo en monedas pequeñas por saber que pasa por entre las sienes de una persona concreta, ausente en presencia que no en esencia. Pero hay muchas más cosas que me inquietan, además de esa, y me tienen en vela, y desearía que me resolviese con un susurro una voz en off tendida tras de mí, en mi cama. Por una certeza, que espero llegue el martes, o muy próxima después del martes, o cuando sea, pero que llegue… daría bastante más que dinero… pero la salud es una de esas cosas que nunca acaban de depender de unx mismx, como el sexo compartido, e incidir en la salud de las personas a las que quieres, y mejorarla, sin tener poderes ni ser a la postre un erudito de la medicina, se me antoja , además de infinitamente más importante, una tarea mucho más frustrante y compleja que no la de ir buscando forniquicio.

Antes que nadie diga nada, aclarar, que bebo del humor porque es una de esas pocas cosas que no me he comido todavía, sumergido como estoy en el desamparo y la ansiedad provocada. Mi barriga lo atestigua. Mi respiración entre cortada también.

Pero mi lamento es sordo, mi tragar lento, y mastico el tiempo en silencio, sin voces en off conmigo. Tan sólo, aunque sea un sólo agigantado, lidio con mis pensamientos en la compañía combatiente del insomnio y de una vejez que transcribo, si bien aún no en los huesos, si en la verborrea incesante de una lengua que hoy sustituyen mis dedos.

Sonrisa justificada!

10/05/2012 § Deja un comentario


Breve, como un suspiro de alivio voy a ser breve, lo prometo! solo unas palabras para reconciliarme con el tiempo y mi silencio, que de nuevo se estira como una sombra en la tarde que se despide! Pero yo no lo hago, yo no me despido. Tan solo me separo para volver mas tarde, porque me he dado cuenta que no puedo despedirme de lo que soy aunque la vida apriete. Así que en mi generosidad reconocida os regalo, una vez más,  frases para que las saboreéis con detenimiento!.

Habrá quien diga que la vida es maravillosa y que vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero es  imposible pensar en un mundo decente cuando uno mira de cerca los ojos de la mendicidad en las calles, la frustración, el rencor o el miedo…   así que no pienso igual, y aunque hoy adorno mi cara con una sonrisa, no ha llegado el día en el que infeste mis venas con una sobredosis de optimismo.   Mientras escribo escucho a Cat Stevens, y él me lo deja muy claro: «Oh, nena, nena, es un mundo salvaje. Es difícil sobrevivir sólo con una sonrisa»…

Pero si, he cometido el error de admitir que adorno mi cara con una sonrisa, así que me temo que tendré que justificarlo, porque las sonrisas en los tiempos que corren son sinónimo de común sorpresa. ¿O me equivoco?  Pues gente, es tan fácil como sumar. Sumar la tarde de ayer, en compañía de  los destellos  de una sonrisa amiga (gracias Rafel!), y la mañana de hoy en el que las informaciones que me han llegado, dentro de las preocupaciones que aún perduran, han resultado un alivio considerable. Y hasta ahí puedo leer que diría aquella.

Se infla mi pecho, cojo aire,  suspiro…  y me sigue acunando el escepticismo, pero hoy el mundo  es un poco menos feo!

Cuidense!!!

La Verdad Y La Palabra

25/04/2012 § Deja un comentario


Voy a intentar (si, intentar, porque últimamente no estoy muy fino) escribir sobre todo lo que me ha sugerido e inspirado el visionado de «criadas y señoras» («the Help» en inglés…  aun no entiendo, y dudo que lo haga nunca, la costumbre paleta que se tiene todavía en España de adulterar los titulos de obras ajenas), pero descuidad, porque lo haré de forma resumida, y porque no hay intención de que sea una crítica cinematográfica. Reconozco demasiadas carencias en mi educación formal y no formal como para atreverme a hacer pública una de mis opiniones por apasionado del cine que me considere.

Acabo de terminar de ver esta película que denuncia el malestar, el daño  que provoca la opresión y la marginación (algo de lo que sabemos muy bien, con lo que nos podemos identificar todas aquellas personas que en alguna ocasión nos hemos visto discriminadas y oprimidas por cualquier rasgo o aspecto que conforma nuestro físico, nuestra personalidad, opinión o identidad, y nos hemos visto ridiculizadas, invisibilizadas, difamadas y reprobadas por mitos,  estereotipos y prejuicios absurdos) pero no me ha emocionado sólo por eso. Me ha emocionado porque resalta también la importancia de la confianza, de creer en unx mismx, de ser fiel a lo que unx piensa y siente; porque refleja el poder liberador de la literatura y lo revolucionaria que puede ser la verdad.

El poder liberador de la literatura, de la palabra,  es la herramienta de la que me ayudo cada vez que la inspiración me lo permite, en este blog y en otras formas y medios. Desde el momento en el que decidí escribir por primera vez, siempre tuve claro que iba a escribir de mí y para mí (y no es que tenga un ego agigantado, no se trata de eso, es  simplemente que siempre he sido  de la opinión de que cualquier tema, cualquier historia que me afectase o conmoviese, que me agitase y removiese, iba a ser por siempre un poco parte mi, y que un escrito iba a ser la única forma posible de poner en orden la caterva caótica de pensamientos que nacen en mi cabeza para vivir en mi pecho) liberándome en cada palabra. Soy un ser pasional, que le voy a hacer…  Y el poder revolucionario que posee la verdad ya lo proclamaba y reclamaba   George Orwell ( «En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario» ) allá por la primera mitad del Siglo XX sin dejar perder una pizca de vigencia casi un siglo después.  Si, no son ninguna novedad, conozco, asimilo y asumo esos conceptos desde hace ya un tiempo, pero siguen poseyendo la belleza de la transparencia y la fuerza que transmiten y  emana de ellos.

La verdad y la palabra, la palabra de la verdad, y la verdad de la palabra… liberación y revolución.

Las protagonistas de la historia toman parte del momento en el que les toca vivir e intentan transformarlo a través de la palabra. Se revelan y lo hacen de la única forma que les es posible. Y Se mojan, y se involucran, y escriben la verdad, denuncian por escrito  las injusticias continuas a la que son sometidas, cuán  incoherente es esa sociedad en la que están sumergidas hasta el cuello y de la que no les dejan formar parte activa. Y es ese revelarse y ese reconocerse como grupo oprimido que puede dejar de estarlo, lo que más me ha emocionado. Y lo ha hecho quizás porque hoy es 25 de Abril, aniversario y efemérides de la revolución de los claveles, quizás porque tengo más claro que nunca que hay muchas formas de emprender una revolución, de constituirla y de asentarla, pero todas y cada una de ellas parten del mismo principio y la misma acción: la voluntad contagiada y contagiosa de cambiar y universalizar el mundo que conocemos haciendolo más justo, y  alzar la voz hasta donde y cuando haga falta para que la palabra de lxs oprimidxs valga igual que la palabra de quienes lxs oprimen.

Este y otros textos, como ya sabéis, son mi forma continua de alzar la voz!

El Valor Desnaturalizado de la Norma

10/04/2012 § 4 comentarios


Antes de comenzar a escribir lo que es propiamente el articulo, quiero aclarar que es la primera vez que hago un escrito como contestación o referencia a un articulo anterior, y no desearía que se entendiese como una corrección o una falta de respeto, todo lo contrario. La admiración y el cariño, el respeto  que profeso al amigo Carlos Savoie y a los planteamientos que realiza (al final del párrafo podréis encontrar el enlace con su blog) bien merecen un tiempo, reflexión y esfuerzo dedicados, que no quiero eludir con un simple comentario a pie de escrito.

 http://elataquedelospeluches.blogspot.com.es/2012/04/osas-orgullosas-antes-muerta-que-ser.html?showComment=1333927877202

EL VALOR DESNATURALIZADO DE LA NORMA

Abro el ordenador, clico sobre una pestaña, y con varios días de retraso (lo admito Carlitos!! lo admito!!) leo un articulo del compañero y amigo Carlos Savoie sobre la normalidad, sobre el hecho de ser guapx, los concursos de belleza (y la participación o no de personas LGTBI en ellos), y sobre las connotaciones políticas e implicaciones sobre la salud que suponen. No voy a repetir las cuantiosas cosas con las que estoy de acuerdo, así que me limito simplemente recomendar la lectura del mismo. Sin embargo (y es un «sin embargo» que da sentido a este post) a pesar de que comparto el rechazo a todo lo que representa esa normativización de los cuerpos y el rechazo a la insistencia continua de crear patrones con los que nos bombardean para que los sigamos, difiero en el origen de su planteamiento sobre la normalidad.

normal

(Del lat. normālis).
1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural.
2. adj. Que sirve de norma o regla.
3. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.

Yo no rechazo la normalidad, al menos no como concepto. Sin la «norma» no tendría cabida el contrapunto de  la excepcionalidad, todo aquello que se escapa de la cotidianeidad. Aunque, es factible pensar también que, en el detalle,  todo y todxs correspondemos a ese grupo de excepcionalidad, si, pero quizás solamente en campos concretos y específicos  que nos convierten, a todas las personas, en genuinas (y por lo tanto, en imprescindibles, porque la genuinidad posibilita y dota de sentido a una sociedad que progresa) sin dejar de pertenecer a una «norma» común dentro de unos parámetros geográficos o culturales determinados.

Uno de los problemas que reside en la interpretación de esa palabra (hay varios, lo que la convierte, como es, en una palabra controvertida,debido a su mal uso),  es el empeño continuo y voluntad  perpetua que tenemos de jerarquizar nuestra realidad social, dando más categoría y peso a una realidad personal que a otra, haciendo que ese concepto o particularidad que conforma la «norma» adquiera la apreciación de única valida. Podríamos decir a modo de ejemplo, que la «norma» en España, entendiéndola como lo que más abunda, lo más habitual, lo que más se repite, es ser una persona de piel blanca que habla en lengua castellana. Pero, ¿esa cualidades o particularidades adquieren un valor especial en si mismas? ¿son rasgos de diferenciación positiva ante lxs demás? ¿hacen que esas personas sean mejores? no, claramente no (aunque haya sin duda algunxs energumenxs que se empeñen constantemente en aseverar que si), pero socialmente se hace una lectura distinta, alimentándose del circulo vicioso que supone sustentarse sobre ciertos prejuicios para generar prejuicios nuevos, y perpetuar así estereotipos y formas «ejemplarizantes» de conducta. Y lo «normal» deja de ser lo «habitual» para convertirse en lo «correcto» y  deseable.

Otro problema con la palabra «normal» aparece cuando paradógicamente, como ocurre con el ejemplo de los concursos de belleza, se intenta materializar la ilusión elitista de que la excepcionalidad misma sea esa «norma» que se quiere establecer, y hacia la que hay que tender. Se trata, como ya dije para otro articulo,  de un claro ejemplo de lo que Zlavoj Zizek llama el concepto de lo “típico” (El concepto de lo “típico”, dice él, esconde un atisbo de verdad, pero cae en una “distorsión” voluntaria, en virtud de la cual, un hecho puntual acaba revestido de los ropajes de lo “típico” y reflejando la universalidad de un concepto, de forma irreal, para apropiarse de esos conceptos en la lucha por la hegemonía ideológico-política).

Así que, en el caso que nos atañe, tenemos, como si se tratase de un chiste de pésimo humor, una realidad minoritaria establecida por un sector hegemónico como ideal deseable, y que además pretenden establecer de forma perplejamente contradictoria como «norma» a aceptar, cuando se tratan de artificialidades de laboratorio, creando con ello una cadena de frustraciones y complejos desencadenantes, como bien dice Carlos, de otros problemas aún mayores.

Pero… ¿Queremos todxs acercarnos a ese ideal? ¿Se trata realmente de un ideal natural para la mayoría? ¿Nos sentimos comodxs en la búsqueda infinita de esos anhelos? NO, NO, y NO. No se puede estandarizar algo tan subjetivo como es la belleza. Más allá de dependencias y necesidades que se tengan a ser aceptadx, a satisfacer el ego con el halago fácil por encajar en el puzzle que nos imponen, cabría plantearse si la respuesta a esas preguntas no reside si no en la asunción lícita, viable y saludable de  la eliminación de jerarquías; en el establecimiento y respeto de multiplicidad de realidades personalizadas con las que cada cual pueda sentirse comodx;  o en la erradicación de la apología, continuada, que se hace de la perfección, independientemente del patrón de perfección que se haya elegido establecer.

Cada individux posee un valor incalculable por si mismx. En la capacidad que tengamos de descubrir ese valor, y de la posibilidad de apreciarlo en su totalidad, residirá el establecimiento de  la igualdad (desde la diferencia) como norma universal.

Ciudadano Disonante

04/04/2012 § Deja un comentario


Un día más no me despierto muy sociable. La crisis que vivimos, y no solo la económica, me oprime el pecho y agarra mi torso haciendo que no pueda despegarme de la cama. Lo que en términos epistemológicos podría denominarse un «bajón profundo». Nada nuevo, y si hay por ahí algunx que haya cometido la temeridad de leerme en más de una ocasión así podrá constatarlo.

Y como a veces la vida te da estas patadas a la voluntad y al animo para espabilarlo, en plena crisis contra el mundo, de entre un montón de cosas por hacer, ver, leer, escuchar, revisar y revisionar, me topo con la entrevista/ponencia de la psicóloga social Dolors Reig para el programa de TV3 «Singulars», a la que ya había tenido la suerte de ver y escuchar en «el foro de las ciudades 2012» en Fuenlabrada hace apenas un par de semanas.

En su exposición, ligera (no de contenido) y cristalina nos habla de como desaprendemos a interactuar con los demás a medida que vamos creciendo, de la necesidad que tenemos como seres humanos de relacionarnos, de establecer nuevas formas de aprendizaje, de comunicarnos (Sociedad, ciudadanía, participación, socialización… información, interacción, inmediatez… aprendizaje), y analiza la influencia de las redes sociales en la sociedad actual, en nuestra forma de comportarnos tanto individual como colectívamente en ellas, y en como inciden para constituirnos, paradójicamente, en personas más libres pagando el alto precio de la renuncia a la privacidad (es un caminar sobre el abismo, un balancear continuo sobre el alambre, en el que no podemos descuidarnos, pues ese abismo posee las feroces fauces y el insaciable apetito del capitalismo más temible). Nadie dice que sea un ideal, es preciso renunciar a la renuncia, es evidente, pero hay que hacerlo sin prescindir de esa libertad que nos hace ser más/mejores ciudadanxs.

El otro día hablaba en un escrito de la necesidad de implantar nuestras formas al mundo que queremos construir, de como hemos de dar un paso al frente y aportar una nueva visión ajena a esa realidad de generaciones pasadas, y estoy de acuerdo con Dolors reig en el valor que adquieren las nuevas tecnologías y redes sociales a la hora de organizarse, relacionarse y compartir, información y otras cosas. Estoy de acuerdo con ella en que debemos reeducarnos, dar salida a una acuciante necesidad de agruparse, de formar comunidades y estructuras paralelas a las existentes, que ya no son válidas por caducas, de sentir el mundo de una forma diferente. Así que debemos ayudar a resolver las dudas de una socedad que plantea disonancias cognitivas continuas, formarnos y empoderarnos, y aportar la coherencia que se precisa en unos tiempos que, como ya dije, ya pasan a pertenecernos, y de los que, sin duda, debemos hacernos cargo.

Se trata de un mensaje evidente y claro, tanto, que me ha hecho volcarme nuevamente con el teclado en uno de esos días en los que la frustración individual casi consigue (como si ha hecho otras veces) hacerme desertar de mi yo social, de la parte de la ciudadanía (activa) que conformo. Yo, al menos por hoy, sigo en pie… te invito a hacer lo mismo.

Desaprende, reflexiona, diserta, aprende, empodérate… construye!

Enlaces de interés:

http://www.dreig.eu/caparazon/

http://www.tv3.cat/videos/4020670/Dolors-Reig-Cap-a-una-intelligencia-collectiva

* Participación en el programa «Singulars» (en català)

Intervenciones en el «Foro de las ciudades 2012»:

Nuestras formas

31/03/2012 § Deja un comentario


Desde hace ya algún tiempo veníamos sabiendo que este 2012, mas allá de profecías apocalípticas, nos iba a deparar muchas cosas importantes. Eurocopa de fútbol y olimpiadas, eran eventos deportivos ya esperados, pero habían otros eventos, menos lúdicos, con los que contábamos, pero que finalmente nos sorprendieron. Las elecciones anticipadas de 2011 quedarán por siempre como un mal recuerdo en el final de un año que nunca fue bueno. Así pues, aunque para muchxs despistadxs fuese una incógnita, 2012 hacía su presentación como un año convulso, lleno de movimiento, agitado. Lxs que así lo intuimos y anunciamos, vemos hoy 30 de Marzo (primer día post huelga general), y con el peso de estos tres meses que llevamos de marchas reiteradas, la confirmación de que, como en generaciones pasadas, nos va a tocar luchar, pelear (y morder, llegados al caso) ya no por conseguir unos derechos con los que mejorar nuestra forma de vida, sino por el simple hecho de mantener los que ya teníamos, y no perder con ellos la dignidad que nos quieren arrebatar.

En Pos de esos derechos y de esa dignidad, decenas de miles salimos (tántxs, y a la vez tan pocxs) ayer a la calle en Palma. Y salimos para que se nos viera, para chillar bien alto, para mostrar nuestra disconformidad y nuestra indignación, para decir basta. Son muchos los motivos por los que salimos, y no son solo los económicos o los referentes a la reforma laboral. La reforma laboral ha sido la catalizadora de la indignación, de la incomprensión, de la frustración, y en consecuencia, de la protesta.

Salimos a la calle porque carecemos de futuro, y casi ya no nos queda presente. De tanto que lo estiramos se nos resquebraja por todos lados. Las noticias de los periódicos sobre las cifras de los huelguistas (que bailan según quien las diga, eso no es nuevo, al igual que los intentos del gobierno de manipular los indices de consumo energético, para desvirtuar la jornada de huelga, con acciones como la de encender farolas del centro de la ciudad a plena luz del día) van acompañadas de otras que nos siguen inquietando, que nos llenan de dudas, y desvanecen cualquier tipo de certeza que aún pudiéramos tener escondida en algún pliegue de la ropa.

Récord de desahucios en 2011 (58.241 expedientes tramitados); sueldos bochornosos de ejecutivos de bancos rescatados (cinco ejecutivos ganaron 62,7 millones en 2011); EREs en ayuntamientos (para ejemplo el ayuntamiento de Jerez que piensa despedir a 390 empleados); tasas de copago sanitario, y un largo etc… y eso solamente en el diario de hoy, mañana aún tendremos más.

¿Y que se puede hacer? ¿Qué hay después de la huelga?

Muchas cosas y de maneras diversas. Para comenzar, es el momento que las personas que conforman mi generación (la primera nacida en democracia) demos un paso al frente, y tomemos unas riendas de las que tan solo hemos sentido el peso de la responsabilidad, que salgamos de la oscuridad y del vacío donde nos han abandonado, y comencemos a demostrar que somos conscientes de lo que ocurre y que podemos cambiar las pautas del juego.

Somos, hasta que se demuestre lo contrario, la generación mejor preparada, la posee el mayor indice de carreras universitarias cursadas, la generación que habla más idiomas, la más informada. La generación con mayor capacidad de comunicación, de asociacionismo, la que ha hecho de la solidaridad un estandarte tejiendo una red de ONG’s que se ha encargado siempre de lxs olvidadxs por las instituciones, de lxs más necesitadxs. Pero esta generación, que se diluye entre el paro y el exilio económico, y abnegada por la fé de unxs pocxs en el dinero, en la buena voluntad del capital y lo privado, es una generación que ha equivocado su posición en la lucha y ha elegido mal las armas con las que combatir.

Ante la pregunta ¿Podemos luchar contra este sistema corrupto, injusto y desleal, desde dentro y con las herramientas que nos ofrecen? adelanto la pregunta de ¿Debemos hacerlo?

Yo elijo las dos formas de lucha… pues en las dos me siento cómodo, y creo que pueden ser complementarias (transformando desde dentro para que lo de fuera no resulte tan ajeno), pero si tengo algo claro, es que no conseguiremos nada exclusivamente desde el interior. Debemos demostrar, como hemos hecho, a pinceladas rápidas, en este año, que somos capaces de crear un sistema al margen, que sabemos organizarnos y entendernos si lo deseamos, que tenemos capacidad de análisis y, sobre todo, capacidad de respuesta y acción. Debemos salir a la calle y hacerla nuestra, y no solo en manifestaciones o protestas, y desbordar con la vitalidad de nuestros actos a aquellos que nos injurian y quieren deslegitimarnos. Debemos de ser la revolución de la horizontalidad, quebrar estructuras y jerarquías, y trabajar en red, involucrándonos, asociándonos, siendo inclusivxs, aportando un poco de nosotrxs (o un mucho) cada vez, sintiéndonos parte de esa sociedad que conformamos y que construimos día a día. Y debemos hacerlo alzando bien alto las tres banderas que han de estar siempre a nuestro lado: Cultura, solidaridad, y compromiso. Porque… si es nuestro tiempo y es nuestro futuro… han de ser nuestras formas!

«No tengo más que cerrar los ojos para darme cuenta. Cuando se quiere saber donde se está, se cierran los ojos. Estamos donde nos encontramos cuando tenemos los ojos cerrados: estamos en la oscuridad y en el vacío.» Réjean Ducharme

«Porque sueño, no lo estoy.

Porque sueño, yo no estoy loco.» Pequeño extracto de la película Leolo

Victimas del desconociemiento

28/03/2012 § 2 comentarios


Hoy nos ha llegado la noticia, a través de diferentes medios, de la muerte cerebral de Daniel Zamudio, un chico chileno de 24 años. Pero no es una muerte más, de las que inundan los periódicos, no. La extrema brutalidad con la que se ensañaron con él, y el motivo mismo del ensañamiento no lo permiten. A Daniel le rompieron una botella en la cabeza, lo patearon entre varios, le marcaron 3 esvasticas en la piel rajándole con cristales, le apagaron cigarrillos sobre su cuerpo, le quebraron intencionalmente las piernas, le destrozaron la cara, dejaron caer piedras sobre su abdomen, etc… (me resulta especialmente duro relatar todo esto, pues mientras lo escribo, puedo sentir su sufrimiento y sus lamentos, y se apodera de mí la ira y la indignación) y lo hicieron por ser gay.

El amor profesado entre dos hombres es la excusa utilizada, el punto de partida que tienen algunxs para desencadenar su odio más visceral, para dar rienda suelta a esa locura irracional con la que se retratan. El problema, además del dolor que causan, es que al mismo tiempo que se retratan ellxs, retratan a la sociedad que lxs cobija, ampara y, en algunos casos, justifica. Retratan a una sociedad enferma que hace de la diferencia un motivo de exclusión y de castigo, que hace de algunas formas de amar una irremediable condena.

Y en España también ocurre, también sufrimos esa condena, aunque sea una realidad que muchos quieren ocultar o negar, también somos sufridores del odio, del desprecio, de la indiferencia, de la violencia verbal, y de otros tantos tipos de opresión. Es el resultado del desconocimiento, del fanatismo, el resultado del descuido y del populismo, del interés encontrado, de la ignorancia. Somos el LGTB, un colectivo vulnerable a todas esas cosas. Más de cuatro millones de personas que en España contamos con la totalidad de las obligaciones, pero con una notable carencia de derechos. Una situación que nos expone continuamente ante los demás como un blanco fácil donde verter el odio que acumulan, una diana donde clavar todas y cada una de las frustraciones que nos limitan socialmente.

Es paradójicamente en este momento, cuando sel gobierno la vapulea con mayor facilidad, la infravalora, la denosta, la recorta y la manipula, cuando la educación se hace más necesaria (es inconcebible la eliminación por parte de los neoliberales de la asignatura de educación para la ciudadanía). Una educación formal, pero también informal, que rescate el principio de libertad y de igualdad que siempre debimos tener como estandarte y señal de civismo, como simiente de prosperidad, como señal de futuro.

Somos victimas del desconocimiento (aunque unos más que otros) y del interés particular por que esto siga así, asumamoslo… de igual forma que debemos asumir la parte de responsabilidad indibidual que cada unx de nosotrxs tenemos. Una sociedad se define en la suma de los individuos que la conforman. A mejores individuos, lógicamente, mejor sociedad. Por este motivo animo, a quien me pueda leer, a reflexionar, a pensar seriamente en qué sociedad pretender, qué sociedad construir para si y para las generaciones que nos siguen. Por este motivo animo a estudiar, leer y formarse, pero también a asociarse, a activarse, a movilizarse, a no conformarse, a abandonar la indolencia, a luchar perpetuamente contra aquello que nos hace peores, contra aquello que atenta contra lo que nos hace humanos, contra nuestros derechos más esenciales. Debemos despertar, se lo debemos a Daniel Zamudio, como a otros tantos millones de victimas del odio y del desconocimiento, personas que perdieron la vida ( o cuanto menos una parte de sí) en la defensa de la libertad y en pos de la igualdad desde la diferencia. Debemos despertar, y pronto, también nos lo debemos a nosotros.

El sello del odio

11/03/2012 § Deja un comentario


 Hace ocho años, como a muchas otras miles, millones de personas,  me estalló algo en el corazón. Recuerdo que, estando de baja por una tendinitis,  me despertó la noticia (Manuela, mi prima y mejor amiga, me llamó diez minutos después de los atentados para decirme que ella esta bién, que pasó por atocha tres minutos antes, y a ella no le alcanzó) y desde que pude reaccionar y encender el televisor ya no pude dejar de llorar.  Al dia siguiente, medio cojo, volví a subirme a uno de esos trenes de cercanías para acompañar el dolor de los demás y, al mismo tiempo, contener en lo posible el mio. De ese dolor, que aún conservo formando una parte de mí, nació esta reflexión. Hoy, ocho años después, creo que todavía es válida, y lamentablemente, hasta que no desaparezca el odio, lo será por mucho tiempo.

                                                         ODIO

              De sobra los medios de comunicación han hecho llegar a todos las imágenes, el dolor, la indignación, el miedo. Ya todos saben las cifras de victimas, de heridos, de vagones estallados, de estaciones desoladas, pero no quiero centrarme en eso. Me gustaría hacerles llegar una reflexión pues, independientemente de quienes sean los autores, existe un solo origen del atentado.

Esta noche, después de combatir con el dolor, lagrimas comunes que materializaba la lluvia; sosegando la ira y la rabia que produce nuestra disconformidad; Mirando a los ojos de nuestra impotencia y vulnerabilidad. Esta noche junto a más de 4 millones de personas de decenas de países, enarbolando diferentes banderas bajo el común de crespones negros, volví, como esta tarde, a subirme a un cercanías para volver a casa. En el camino a casa he decidido escribir esta reflexión en parte como forma de diluir la congoja, de exteriorizar las lagrimas que todavía me oprimían el pecho; En parte para que mi voz, afónica por el dolor, pueda de alguna forma llegar a quienes hacen de la diferencia una forma combativa de vida.

Hasta ayer era un palmesano residente en Madrid, un mallorquín auto desterrado comido por la nostalgia, por eso que nuestro pueblo vecino llama Saudade. Y digo era, porque hasta el jueves mi procedencia era mi carta de presentación; Mi tierra, que diluida en la sangre llevo siempre conmigo, un estandarte de diferenciación y orgullo ante los demás. Pero ayer todo cambió. Tengo claro que el amor que profeso a mi tierra no desaparecerá nunca, que llevaré mi cultura grabada por siempre (aunque ahora escriba en castellano), que estimaré toda la vida las calles que han acunado mi niñez. Lo que abandoné ayer es la forma de hacerlo. Ya dejé de ser un mallorquín en Madrid para convertirme en un hijo de la tierra que piso, en un ciudadano que por encima de cualquier frontera aboga por el respeto, la tolerancia y el civismo, que condena el terrorismo sea separatista, fanático o de estado, que reprueba y maldice la violencia ya sea de genero, racial, sexual, LGTBfóbica, o “justificada” en y por las creencias religiosas o políticas. Ayer, por extraño que resulte después de lo vivido en Madrid, me deshice del odio que pudiese poseer.

Hoy, entre los gritos de condena (afónicos y ensordecedores al mismo tiempo), ha habido cabida silenciosa a otros muchos llantos, cualquiera de los que partíamos de la plaza de Colón (al igual que muchos desde otras plazas y otras ciudades) hemos podido incluir en nuestra protesta el total rechazo a ser cualquier tipo de victimas, a convivir como victimas encadenados al miedo, a estar a merced del odio ajeno. Diariamente nos damos de bruces con comentarios, gestos o acciones marcados por el odio y la discriminación. Comentarios, gestos o acciones que transforman y rompen nuestra sociedad dividiéndola en guetos cada vez más pequeños, cada vez más concretos y determinados.

Ayer vimos como el terror ha podido acabar momentáneamente con esto. Vimos como toda la sangre derramada era igual de roja, como el dolor se compartía por igual, como, al socorrer a los heridos en coches particulares o ayudándoles a salir de los vagones, nadie preguntaba por la nacionalidad, la raza, la religión, la sexualidad o el genero, pues todos eran victimas y salían de un lugar común, hermanados por un mal recuerdo de por vida. Pero hoy entre los gritos, vi también quienes aumentaban su odio y parecían regocijarse en él. Demostrando su insensatez y su desconocimiento clamaban mas violencia, mas muerte, sin pensar que ese fue el origen, que en los vagones lo que explotó fueron mochilas cargadas de odio prensado.

Desearía avanzar en mi vida, avanzando con mi sociedad. Dándonos cuenta que los logros se consiguen con el esfuerzo y no con la nacionalidad; Que puedes querer a tu tierra, pero también debes querer a la gente que la habita, y pensar en lo que te costó o costaría abandonarla para así recibir con los brazos mas abiertos a quienes la pisan por primera vez huyendo de la miseria; Que el nacer hombre no va cargado de privilegios, y que si carecemos de sensibilidad nuestra fuerza no sirve de nada; Que el precio de nuestra ambición no debe ser mas victimas, pues no puede ser ese el sustento de nuestro bienestar; Que el amor no reside en los genitales sino en el corazón, y que no deberíamos extrañarnos de que se comparta entre hombres, entre mujeres; Que ninguna idea se puede cimentar sobre la sangre ajena pues así pierde toda legitimidad; Que el color de piel, como la vestimenta, es solo nos cubre pero no nos define.

Aunque todo esto pueda parecer obvio, demasiado quizás, es algo que no se da, por eso desearía un mundo más cívico, por eso desearía mas educación. Una educación que más allá de crear profesionales, nos eduque como personas, partiendo de la igualdad para aceptar la diferencia.