Victimas del desconociemiento

28/03/2012 § 2 comentarios


Hoy nos ha llegado la noticia, a través de diferentes medios, de la muerte cerebral de Daniel Zamudio, un chico chileno de 24 años. Pero no es una muerte más, de las que inundan los periódicos, no. La extrema brutalidad con la que se ensañaron con él, y el motivo mismo del ensañamiento no lo permiten. A Daniel le rompieron una botella en la cabeza, lo patearon entre varios, le marcaron 3 esvasticas en la piel rajándole con cristales, le apagaron cigarrillos sobre su cuerpo, le quebraron intencionalmente las piernas, le destrozaron la cara, dejaron caer piedras sobre su abdomen, etc… (me resulta especialmente duro relatar todo esto, pues mientras lo escribo, puedo sentir su sufrimiento y sus lamentos, y se apodera de mí la ira y la indignación) y lo hicieron por ser gay.

El amor profesado entre dos hombres es la excusa utilizada, el punto de partida que tienen algunxs para desencadenar su odio más visceral, para dar rienda suelta a esa locura irracional con la que se retratan. El problema, además del dolor que causan, es que al mismo tiempo que se retratan ellxs, retratan a la sociedad que lxs cobija, ampara y, en algunos casos, justifica. Retratan a una sociedad enferma que hace de la diferencia un motivo de exclusión y de castigo, que hace de algunas formas de amar una irremediable condena.

Y en España también ocurre, también sufrimos esa condena, aunque sea una realidad que muchos quieren ocultar o negar, también somos sufridores del odio, del desprecio, de la indiferencia, de la violencia verbal, y de otros tantos tipos de opresión. Es el resultado del desconocimiento, del fanatismo, el resultado del descuido y del populismo, del interés encontrado, de la ignorancia. Somos el LGTB, un colectivo vulnerable a todas esas cosas. Más de cuatro millones de personas que en España contamos con la totalidad de las obligaciones, pero con una notable carencia de derechos. Una situación que nos expone continuamente ante los demás como un blanco fácil donde verter el odio que acumulan, una diana donde clavar todas y cada una de las frustraciones que nos limitan socialmente.

Es paradójicamente en este momento, cuando sel gobierno la vapulea con mayor facilidad, la infravalora, la denosta, la recorta y la manipula, cuando la educación se hace más necesaria (es inconcebible la eliminación por parte de los neoliberales de la asignatura de educación para la ciudadanía). Una educación formal, pero también informal, que rescate el principio de libertad y de igualdad que siempre debimos tener como estandarte y señal de civismo, como simiente de prosperidad, como señal de futuro.

Somos victimas del desconocimiento (aunque unos más que otros) y del interés particular por que esto siga así, asumamoslo… de igual forma que debemos asumir la parte de responsabilidad indibidual que cada unx de nosotrxs tenemos. Una sociedad se define en la suma de los individuos que la conforman. A mejores individuos, lógicamente, mejor sociedad. Por este motivo animo, a quien me pueda leer, a reflexionar, a pensar seriamente en qué sociedad pretender, qué sociedad construir para si y para las generaciones que nos siguen. Por este motivo animo a estudiar, leer y formarse, pero también a asociarse, a activarse, a movilizarse, a no conformarse, a abandonar la indolencia, a luchar perpetuamente contra aquello que nos hace peores, contra aquello que atenta contra lo que nos hace humanos, contra nuestros derechos más esenciales. Debemos despertar, se lo debemos a Daniel Zamudio, como a otros tantos millones de victimas del odio y del desconocimiento, personas que perdieron la vida ( o cuanto menos una parte de sí) en la defensa de la libertad y en pos de la igualdad desde la diferencia. Debemos despertar, y pronto, también nos lo debemos a nosotros.

§ 2 respuestas a Victimas del desconociemiento

  • Miguel O. dice:

    Muy bien escrito. Gracias por expresar estos sentimientos y reflexiones sobre un hecho tan súmamente trágico.

    Comparto todo lo que dices.

    • kassovitz dice:

      Muchas gracias Miguel por tus palabras. La verdad es que al principio era tal la indignación que hasta me bloquee, pero luego me serené un poco y decidí escribir… es necesari alzar la voz siempre, y cada uno en la forma que crea más oportuna o en la que se sienta más agusto… esta es la mia. un beso!

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